ÁNIMA= es el aspecto femenino presente en lo inconsciente colectivo de los hombres; imagen de mujer o figura femenina presente en los sueños o fantasías de un hombre.
ANIMUS= es el aspecto masculino presente en lo inconsciente colectivo de las mujeres; imagen de hombre o figura masculina presente en los sueños o fantasías de una mujer.
¿A qué viene todo esto?
A que el otro día en clase, nos hicieron hacer un ejercicio en el que las mujeres teníamos que decir cómo eran los hombres y los hombres cómo éramos las mujeres.
RESULTADO: una sumatoria de características erróneas, generalizadas, planteadas a raíz de evidentes experiencias personales frustradas.
Los hombres terminaron siendo sucios, sexópatas, rencorosos y no se cuantas cosas más. Y las mujeres manipuladoras, útiles, resentidas, COCINERAS (no se quien dijo esto pero se fue al carajo!), etc, etc, etc.
Termino pasando que… si estas características realmente las tenemos presentes como parte de “EL HOMBRE” que llevamos en nuestras cabezas ¡las relaciones terminan siendo IMPOSIBLES de concebir!
Una iría a una cita pensando que Él va a ser un hijo de p. Se la pasaría toda la noche buscando las manchas en su ropa que realmente le demuestren que es un sucio… e interpretaría todo con dobles sentido pensando que lo único que quiere es llevarte a la cama. Y a la primera que mencione una posible visita a su departamento ¡lo mandaría a mandar a freír churros de una! Y él obvio que pensaría que era fija que actuarías así, porque una es una resentida, histérica y quien sabe cuantas cosas más.
Estas características las traemos en nuestro inconsciente colectivo, es decir que ya están en nosotras desde que nacemos como HERENCIA de otras mujeres. Pero NO POR ESO les tenemos que hacer caso (ya sean características buenas o malas).
No podemos pretender que el flaco X sea un duque si no lo es. Pero eso no quita que a pesar de no correrte la silla cuando te sentás, no pueda llegar a ser la persona más cariñosa del mundo con vos.
La Wikipedia nos dice que:
Las dificultades vitales encontradas generalmente en una mujer derivan de la identificación inconsciente con el ánimus, o de su proyección en la pareja, lo que genera un sentimiento de desilusión respecto de la persona REAL.
(…)
La tendencia natural en una mujer es la de proyectar los contenidos de su ánimus en un hombre real.
Dejemos de buscar en las personas características que no le son propias, y comencemos a vernos tal cual somos.
Sin máscaras ni lentes de aumento.